Obra de Roberto Cedrón

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Obra de Roberto Cedrón

lunes, 12 de mayo de 2014

CICLO DE LOS MIÉRCOLES - MAYO 2014 - HASTA TRILCE - 21 HORAS


Nelly Omar por La Musaranga / foto de Ana Forlano

UN PUCHERO MISTERIOSO EN ESTADO DE EMOCIÓN


Habitar el mundo, hacerlo cotidianamente bajo sus veladas leyes, nos produce un estado de habituación, de dar por sentado que “las cosas son así”, así como las conocimos, así como son, así como las transitamos y las dejamos estar. Pero el mundo es, también, un “puchero misterioso” del que poco y nada sabemos porque “hay más cosas en el Cielo y en la Tierra de las que pueda soñar” una filosofía opaca, intransigente con el misterio.

Todo esto viene muy a cuento de haber sido atravesamos por la emoción y el gozo de escucharlo cantar al Tata Cedrón rodeado de amigos, bajo la advocación de la memoria bondadosa de Raúl González Tuñón, y entre las lucecitas puebleras de un circo itinerante. Allí se leyó la suerte, que venía envuelta en sublimes y amadas estrofas tangueras y, merced a la magia de La Musaranga, vimos a la Nelly Omar rediviva, erguida y envestida en su poncho federal. Fue la propia Nelly quien le dio el pase a Gustavo Nasuti y al Tata, y allí supimos que “nunca jamás se abandona lo que llorando se deja” y que el corazón puede asemejarse a una desahuciada “pampa de soledad”.

Subieron luego las chicas y los muchachos de Rojo Estambul, trayendo las poesías de Juan Carlos Bustriazo Ortiz. Pero el rescate del vate pampeano es apenas una parte de la locura creativa de estos jóvenes, sobre quienes planea el aire de un parentesco cedroniano, o acaso se trate de un legado que tiene mucho de promisorio pero también un presente de bellas melodías que se elevan en la voz de Nicolás Blum hasta alcanzar sonoras cumbres. Y hablando de voces, resulta difícil dar con el término que le haga justicia a la potencia y la plenitud que anoche tuvo el canto del Tata: fue tan amplio, tan redondo y tan envolvente que resultó estremecedor.

No hace falta decir nada de las virtudes de la viola del Profe Praino, ni de las del bandoneón de Miguelito López, pero es bueno advertir que acompañan los compases con una coreografía del sentimiento que ningún ensayo podría lograr: son los mismos movimientos que sacuden a una platea conmovida por una música que primero nos disloca como en un entrevero, y enseguida nos abraza como en el amor. Hacia el otro flanco del Tata, Dani Frascoli acompaña desde el asombro y engarza notas que parecen venidas desde todos los ríos del mundo, donde un hombre se acerca a un puerto y se enlaza a su bandoneón para que naveguen también los amorosos acordes de su alma. Y sostenido en este trío formidable, el Tata deja salir lo que hay en él de arengador público, de insobornable forjador de conciencias, para decir con las manos, con el torso, con el cuerpo entero, que sólo la canción es verdadera, que lo confirmó hace poco en Necochea, pero que él lo sabe desde siempre.

El final es una fiesta, porque Rojo Estambul se integra a la banda de Cedrón y todo suena afiatado en el escenario y amplificado en los corazones: los bandoneones de López y Pablo Vázquez, el acordeón de Frascoli, el chelo de Josefina García, la viola de Miguel Praino junto al violín de Sabrina Conde, y los muñecos de La Musaranga cobran vida mientras las increíbles voces de Blum y del Tata hacen añicos la idea de “habituación”. No, señores, “estar en el mundo es estar emocionados”. Y lo demás, dentro de este puchero misterioso que es la vida, lo demás es puro cuento.

Carlos Semorile

Publicado el 18 de abril 2014

* Próxima cita: miércoles 14 de mayo. Hora. 21.00 h. El lugar: Hasta Trilce (Maza 177). RESERVAS 4862-1758. Menú: Puchero Misterioso - Se incorpora a la aventura el grupo BARSUT

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