Sobre el Puchero Misterioso
El Puchero Misterioso / foto Ana Forlano |
COMO UNA ETERNA ESPERANZA
Así termina el libro del Cuarteto Cedrón y así empieza esta crónica. Con una “mala” traducción de Baudelaire, apenas distorsionado para que las palabras digan eso que transmiten los artistas que hacen posible el Puchero Misterioso: una eterna esperanza. Algo que está en ellos y que regalan al público. “Uno sale con ganas de hacer cosas…” dijo anoche Erika Tanquilevich, artista plástica. Es cierto. Uno lo ve en los rostros de la gente, en los ojos sobre todo, en las risas, en las palabras, ni hablar de los aplausos que es la manera que tenemos los del público de abrazar a los artistas y de decirles que los queremos, que les estamos agradecidos.
Así termina el libro del Cuarteto Cedrón y así empieza esta crónica. Con una “mala” traducción de Baudelaire, apenas distorsionado para que las palabras digan eso que transmiten los artistas que hacen posible el Puchero Misterioso: una eterna esperanza. Algo que está en ellos y que regalan al público. “Uno sale con ganas de hacer cosas…” dijo anoche Erika Tanquilevich, artista plástica. Es cierto. Uno lo ve en los rostros de la gente, en los ojos sobre todo, en las risas, en las palabras, ni hablar de los aplausos que es la manera que tenemos los del público de abrazar a los artistas y de decirles que los queremos, que les estamos agradecidos.
Pasa que este Puchero al que
convoca Tata Cedrón no solamente es Misterioso sino también Milagroso. Porque
no siempre es fácil encontrarse. Hay historias así. Historias donde las cosas
simples se vuelven complicadas. No era tan fácil, por ejemplo, que el camino de
Miguel López (bandoneón, guitarra) se cruzara con el camino del Cuarteto. Lo
mismo se podría decir de Daniel Frascoli (acordeón, guitarra), de los cuatro
músicos de Rojo Estambul. Hay una parte de casualidad pero luego está la otra: la
voluntad de estar juntos. Ayer, entre los bellísimos temas que interpretó Rojo
Estambul hubo un momento en el que Nicolás Blum (voz y guitarra) se refirió a
Bustriazo, a lo que era la poesía de Bustriazo (que ha musicalizado), al porqué
había que leerlo, no olvidarse. Y es ahí donde uno entiende lo que dice Miguel
Praino, “el Profesor”, eso de que definitivamente… hay esperanzas… Porque son
jóvenes, porque son talentosos, porque tienen ese don de no contentarse con lo
inmediato, porque lo revuelven todo y lo recorren todo y están atentos y buscan
y encuentran. Me refiero a Nicolás Blum, a Josefina García (violoncello), a
Pablo Vázquez (bandoneón), a Sabrina Conde (violín); y otra vez, a Daniel Frascoli
y a Miguel López. Me refiero también a Gustavo Nasuti (guitarra), a la
delicadeza de Gustavo Nasuti con su guitarra, como si le estuviera susurrando
cosas que uno no logra escuchar, pero que hacen que la guitarra se sienta feliz
y por eso suena como suena. No me olvido de Capece, de Aldo Capece (la palabra
y la armónica), que anoche no estaba y es bueno que sepa que lo estamos
esperando.
Hay una forma de justicia,
encuentro, porque al verlos juntos se entiende que es exactamente así como
tenían que estar, juntos, el tiempo que sea, pero compartiendo el escenario,
respetando los momentos, cada uno de una forma diferente, con su propio estilo,
su color, su historia, sus alegrías, sus dolores también. Y eso es justicia.
Porque, ¿a qué volvió Tata a la
Argentina sino también a reencontrarse con su juventud? El
Tata… tocando en trío como hace 50 años, luego otra vez en cuarteto. Y en medio
del trío y del cuarteto… el dúo… el famoso dúo fundacional y que será (como la
esperanza) eterno: Cedrón-Praino. Es así como interpretan temas compuestos hace
poco: como esa joya de Rosa Cedrón que se robó los corazones: “Las demás
causas”, música de su hermano; o como “La Curamaleña”, un homenaje a toda una forma de ser
y de vivir en la figura de Don Barragán y los hermanos Silvera. Sin olvidarse
de los clásicos del repertorio cedroniano. Que uno pueda volver a escuchar “A
Lola Mora”, es algo como para agradecer. Pero que, gracias a estos encuentros,
uno pueda además escuchar en vivo “Siete” (Gelman-Cedrón) es… inesperado y es
lo máximo…
Mientras tanto, La Musaranga… Antes,
durante y después: La
Musaranga. Más de veinte años trabajando. Todas las edades.
Todas las profesiones. Todas las aventuras. Como una troupe vagabunda… Una forma de hacer arte para la cual todavía
estamos escasos de palabras. Pero uno los mira y es como que los ojos no
alcanzan, es como que tuviéramos que aprender a mirar de otra manera. Es como
si fuera el alma de uno que está mirando el alma de ellos (los artistas, los muñecos).
Tan bellos. Tan deliciosamente amables, gentiles. Conmovedores. Y hasta los delantales…
hasta los delantales que impresionaron también al Profesor… de pronto
parecieran ser una cosa tremenda, una cosa nunca vista antes. ¿De dónde
vinieron? Cada vez que aparece el hombre de la valija uno piensa no sé, que
existe un país muy lejano, un país donde los hombres y las mujeres son así,
como los de La Musaranga.
(Mejores). ¿Y adónde van? No es que importe saber pero uno quisiera ir con
ellos.
Entonces, dan ganas de preguntar:
“¿Dónde está el barco, Miguel?” Porque Miguel López toca el bandoneón así como uno
se imagina que los piratas hacen sus fechorías. Y es acá donde uno se acuerda
también de Juan Bautista Duizeide y de sus compañeros porque ellos saben de
barcos y de naufragios. Por eso, esta buena noticia es para todos pero es también
para ellos. He aquí un barco, es un buen barco (la madera está un poco sufrida pero
el corazón está intacto). Pueden subir tranquilos, habrá aquilones, habrá
tormentas, pero no habrá naufragio. Lo digo con absoluta tranquilidad: con artistas así, no habrá
naufragio.
AGC
17 de abril 2014
* Próxima cita: miércoles 7 de mayo / sigue los miércoles de mayo. Hora. 21.00 h.
El lugar: Hasta Trilce (Maza 177). RESERVAS 4862-1758. Menú: Puchero Misterioso - En mayo se incorpora a la aventura el grupo BARSUT
Hermoso Antonia!!! Como todo lo que he leído escrito por vos. Hay que ir y hay que volver a ir. te mando un beso enorme!
ResponderEliminaryo lo que digo y me asumo es que la gente sale feliz... y que la entrada no sale un peso como dice la canción pero la pucha es más barato que ir al médico... que cualquier clase de gimnasia... yoga... etc... alegría garantizada... efecto durarero (no menos de siete días, después se puede repetir experiencia)
ResponderEliminar