El Cuarteto Cedrón y La Musaranga presentan
"El Puchero Misterioso y los poetas"
Sábados de mayo, 20:30 hs
Sábado 5:
Rosa Cedrón
Sábado 12:
Cristián Dodds
Sábado 19:
Alejandro Cantarella
Sábado 26:
Rafael Urretabizkaya
Teatro El Popular
Chile 2080, Buenos Aires
Les recordamos que a las 20.30 h se hace una
muestra dedicada a cada poeta y a las 21.00 h es el espectáculo. En este último Puchero del
sábado 26 de mayo, el invitado es Rafael Urretabizkaya.
Y me
vino el deseo
de
ofender por igual a ovejas y corrales.
Así
es la cosa patrón,
estoy
ilusionado con perderte.
Rafael Urretabizkaya
Nació. Eso pasó en Dolores y
justo el día de su cumpleaños, un 8 de octubre de 1963. Vive en San Martín de
los Andes desde 1983, pero durante muchos años trabajó en diferentes
comunidades rurales del sur neuquino llevado por sus dos oficios de escritor y
de maestro. Para arriba y abajo como el huevo del rengo Inostroza, ahí en el
campo aprendió a andar a caballo en pelo y a hipnotizar gallinas; también
olvidó varias cosas, pera ya no recuerda cuáles eran.
Por Comodoro Rivadavia mientras
los grandes buscaban pulpos en las piedras y en Dolores escuchando el carrito
de Lázaro que venía con sus helados, conoció la poesía. La hubiera dejado
pasar, pero no pudo o no quiso, eso es algo que ya no se sabrá. Ahí tuvo el
intento del principiante, años más tarde seguiría con el mismo intento del
principiante y así, hasta adquirir la experiencia del eterno principiante; algo
así como regar bajo la lluvia.
Escribió libros de poesía,
“Carlito el carnicero”, “Informe sobre aves y otras cosas que vuelan”, “Ñawpa
miní y Ñawpa Guasú”; de cuentos, “Te agarro a la salida”, “Tierra de
aventuras”, Tita y Toto”, “Teresa”; las novelas “Aimé”, “Sarita y ese tipo” y
“La ruina”; obras de títeres, “Quijote” y “Vairoleto pechito libertario”,
escribió paredes. Casi siempre dictado por la voz extraña, esa que realmente no
está piloteando con claridad cuando agarra la birome. Cuando escribe la voz
extraña, nos dice Rafa, esa que se enfrenta a la voz del oficio a la voz
domesticada, le largo piolín lo más que puedo. Que diga lo que quiera. Lo que
pueda. Que balbucee, por ahí va la cosa.
Rafael cree como Rodolfo Walsh,
que “escribir es escuchar”.
También dice que las mariposas,
cuando toman conciencia de su pichín de vida, tiemblan. Tiemblan y salen por el
aire.