Tiempo Argentino / 7 de agosto 2016 |
Para
mí hay un hito que ha sido la ausencia. Yo me fui en el 74. Volví a vivir en
Buenos Aires en el 2004. Durante diez años no pisé suelo argentino. Luego, a
partir del 84, estuve yendo y viniendo. Eso hace que hay muchos músicos
argentinos a los que no escuché. De todo género. Y también, a la inversa, hay
muchos músicos argentinos que no escucharon al Cuarteto. En esta situación de
lejanía hubo muchos compañeros músicos. Entonces, para mí, la cultura porteña
de los últimos 30 años también está hecha de ausencias. No sólo se trata de
músicos, también de poetas, de actores, de escritores, pintores. Todos muy
importantes. Sólidos.
Del
punto de vista personal mío, yo me fui con un sonido. Y todos los otros músicos
también. Y con una poética que correspondía a una historia y a una raíz muy
profunda que se había depurado como identidad, en mezcla de razas y de
culturas. Y lo que acá se desarrolló es otro sonido, otra poética, por
circunstancias también históricas y políticas. En un momento de la cultura del
mundo donde arrasó el neoliberalismo y el mercado. Me refiero a una penetración a través de los
medios de comunicación, grabadoras, editoriales. Veníamos de un periodo oscuro,
que fue la dictadura, donde hubo prohibición, voluntad de control, donde los
milicos se llevaron también un sonido, trajeron otro, etc. Entonces, sacaron y
trajeron lo que les servía a ellos. Costó mucho remontar ese déficit bestial de
ignorancia que produjo la dictadura.
Ejemplo:
yo no conocía a Charly García, lo digo como símbolo. Cuando me fui era
compañero de la Cofradía de la Flor Solar, de Almendra, éramos la misma
generación. Después, no supe más de ellos. Esto quiere decir que la cultura se
hace con mucha gente, con muchos artistas que comunican entre ellos y eso da un
fruto. Entonces, al volver, al no haber escuchado a toda esa gente y ellos, al
no haber escuchado al Cuarteto, se produce otro hecho, otro fenómeno.
Hubo
un corte. Ese corte no solamente se dio por lejanía. También, como producto de
una política de Estado que centró todo en el mercado y permitió la penetración
de otras formas de expresión fomentadas por los grandes grupos que manejan la
industria cultural a nivel mundial. Este lavado de cabeza condiciona lo que
vino después y preparó el terreno de lo que pasó en los últimos treinta años.
Si un tipo, en un momento dado, durante un periodo de pobreza y miseria, es
ignorante, es brutal, aunque haya luego un cambio de gobierno, esa persona
sigue existiendo con esa cultura que tiene y que sigue transmitiendo. Entonces,
acá, se prohibió, se dejó de difundir y apoyar otras formas culturales.
Insisto: como política. Grandes artistas que habían tenido un papel muy
relevante fueron marginados. Y eso también tuvo un efecto.
Para
mí hay una metáfora que ilustra esto. Es el caso de los chicos apropiados
durante la dictadura. Esos chicos tenían una familia, padres, abuelos,
bisabuelos, etc. Tenían, como familia, ritos, valores, costumbres. Sabemos que
muchos de ellos fueron apropiados por militares o por familias cómplices de los
militares. Esos chicos crecieron en estas familias, con otros valores,
ignorando por completo que había habido algo antes. Otra gente, otra manera,
otras costumbres. A mí me parece
sumamente relevante que ellos puedan saber de dónde vienen, conocer su historia,
su familia de origen y replantearse su identidad con todas esas vivencias.
Volviendo
a la cultura, con todo lo dicho anteriormente, para mí es la misma disyuntiva.
Sería sumamente importante que las generaciones que sólo conocen lo que ocurrió
culturalmente desde esas políticas centradas sobre el mercado, pudieran conocer
lo que había antes. Que era un mercadito… una feria (con humor…). Es lo que
está sucediendo. Y es lo que yo rescato de los últimos treinta años. Voy a
referirme sobre todo a los músicos, que es lo que más conozco. Hay toda una
camada en el tango. Están los que tomaron la posta, caso del Arranque, la
Fernández Fierro, Ramiro Gallo, Lidia Borda, y muchos otros. Pero también hay
una camada más joven, que tiene una mirada diferente a la anterior, que le da
un valor más importante a la poesía, al texto, y que musicalmente, tiene una
visión no negativa sobre la tradición.
Yo
tengo la suerte de trabajar con jóvenes polenta. Los del Cuarteto, los de La
Musaranga, los de La Lija. También está el grupo de danza de la universidad de
La Plata, dirigido por Andrea Castelli. Todos estos intercambios son de una
riqueza total.
Lo
que se puede lamentar, y no hablo de lo personal, porque sé que muchos
compañeros del espectáculo están en la misma situación, es la precariedad de
los espacios para expresarse, desarrollarse y crecer. No hay relación entre la
diversidad y la riqueza de las propuestas artísticas y los medios que se ponen
a disposición de los creadores. Sigue imperando el mercado. Como decía mi
vieja: “nada te asuste, nada te espante”.
Juan
“Tata” Cedrón
en diálogo con Antonia García Castro
Tiempo Argentino / 7 de agosto 2016
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Se recuerda que "Del Gallo Cantor.
Cantata" (poesía de Juan Gelman - música de Juan Cedrón) se presenta todos
los jueves de agosto y septiembre a las 21.00 h en Hasta Trilce (Maza
177). Está interpretada por el Cuarteto Cedrón y La Lija. Reservas.
HASTA TRILCE
Excelente reflexión. Los gobiernos neoliberales (sea en dictadura o en democracia) ahogan los espacios culturales para imponer su basura comercial.
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