Obra de Roberto Cedrón

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lunes, 28 de abril de 2014

El origen de las especies



Compartimos una reflexión de Carlos Semorile, observador atento de cuanto ocurre en este mundo. Reflexión que no es ajena a las preocupaciones de muchos amigos cedronianos y hasta cedronistas, que no es lo mismo, pero es (casi) igual.  LP

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Parafraseando a Charles Darwin, así se llama un muy buen programa de Canal Encuentro que conduce el músico Juan Quintero. “Las especies”, en este caso,  son los diferentes ritmos folklóricos que se fueron consolidando en las distintas regiones del país argentino. El modo sereno y cálido de Juan Quintero parece prolongarse en los testimonios recogidos y en el tono general del programa que avanza didácticamente, a la par que documenta toda nuestra diversidad musical. Y son los propios músicos, cuando no los investigadores y académicos, quienes desentrañan cuestiones tales como la antigüedad de un cierto estilo musical, su llegada y/o su surgimiento en determinada comarca, sus influencias, sus derivaciones, sus principales cultores o los pioneros en darle una forma más acabada, los temas que aborda, e inclusive otras expresiones conexas como pueden ser los bailes o las festividades que están asociadas a él. 

Da gusto instruirse de esta manera, escuchando a los que saben, polemizando acaso con afirmaciones que uno no comparte, o no le terminan de “cerrar”, pero reflexionando siempre y siempre pensando con otros, junto a otros. Asimismo, y este no es un dato menor, está el placer de la música, o de “las músicas”, para mejor decir. Los cantores, los guitarreros, suenan como suenan los músicos de los patios de pueblos nuestros y, entonces, unos nos gustarán más que otros, pero en líneas generales estamos a salvo de estridencias y de desvíos. ¿Qué quiero decir? Simplemente, que la tonada suena a tonada, la zamba suena a zamba, y la milonga a milonga, y que eso se agradece casi tanto como el buen nivel de los intérpretes.

Sin embargo, el final del programa se propone presentar a algunos nuevos cultores del género en cuestión y allí. ¡ay!, es donde sentimos que pasamos del “origen de la especies” al “ocaso de las especies”. Lamentablemente, al menos en los envíos que hemos tenido ocasión de ver, el chamamé del final -por ejemplo- se parece poco y nada a los chamamés que nos enamoraron durante el transcurso del programa. Se habla, asertivamente, de la renovación y la experimentación de los géneros en manos de jóvenes músicos, pero parece existir un quiebre entre aquellos que cantaron antes y estos que cantan ahora. No podríamos afirmar si el problema reside en los tramos etarios –o en alguna otra variable que se nos escapa- de quienes abordan las especies de modos tan diversos, pero lo cierto es que esa música que acompaña los títulos del cierre ya no remite al río, ni al monte ni al pájaro, ni mucho menos al hombre. En algún recodo del camino se ha perdido una parte de nuestra identidad. Y es una pena que “El origen de las especies” se torne irreflexivo allí donde es más necesario un pensamiento sobre la “selección natural” a cargo del dios “Mercado”.
        

Carlos Semorile

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