Cedronianos, acabamos de recibir los primeros ejemplares del CD Cuarteto Cedrón "Para nuestros hijos" (ver información detallada en entrada anterior). El mismo lo encontrarán en el Teatro El Popular, en los dos próximos “Pucheros Misteriosos” (sábados 20 y 27 de mayo – 20.00h - Chile 2080). Y además, a partir del 16 de junio, en los lugares habituales de venta (por ejemplo Zivals). Difundimos el texto de presentación. No se pierdan esta antología. Es una auténtica joya. Un regalo sonoro absoluto. 50 años de historia poética y musical a la "altura" de los pequeños. Acá un adelanto del primer tema grabado en 1972: La casa del asiento de tortuga.
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Lo que nos importa
No
recuerdo la fecha exacta pero fue a principios de los años 2000. A Tata lo
habían invitado a tocar a la Plaza de los Periodistas. Todavía no estaba
radicado en Argentina pero tenía el proyecto de volver. Había amigos en esa plaza
(además de los periodistas homenajeados): Obdulio Onofrio, Juan Molina y Vedia,
Silvia… Tata empezó a cantar y yo busqué un lugar para escuchar. Me instalé
detrás de una mujer que estaba con su hijito. El nene tendría unos cuatro años.
Los recuerdo porque a la segunda o tercera canción, el nene empezó a gritar:
“¡Tata! ¡Tata! ¡Cantá Los Ladrones!” Me impresionó. Pensé: qué país más bonito
éste… un país donde los niños le hablan a Tata como si fuera un amigo y además…
¡le piden Los Ladrones!
El
Cuarteto Cedrón tiene más de una historia con niños. La más famosa es la de
Román. El hijo mayor de Tata que a los tres años recitó completito el poema
“Los Ladrones”. Recitado que Tata logró grabar (y que se reproduce también en
este disco).
Más
allá de lo estrictamente familiar: algunos de los jóvenes que hoy trabajan con
el Cuarteto lo escucharon de chicos porque ésa era también la música que
escuchaban sus padres. Otros se acercaron de más grandes. Esto sucedió en
Argentina, pero además en otros lugares. En plena dictadura (en Chile), en los
años 80, mi padre cruzó la cordillera con algunos compañeros y encontró refugio
en Argentina antes de reunirse con la familia en Francia. Durante su estadía en
Buenos Aires quiso hacernos un regalo. El regalo fue el “Tradicional” del
Cuarteto Cedrón. Un casete, quizás copiado. Eso no lo recuerdo, pero sé que
gracias a mi padre escucho al Cuarteto desde los diez años.
Otra
historia. En este caso francesa. Sería el año 2002, 2003. Sucedió que antes de
iniciarse un concierto del Cuarteto, en una ciudad de las afueras de París, una
pareja le hizo llegar una nota a los músicos. Una nota escrita en francés que,
traducida, dice así:
Señores: unas palabritas para pedirles si no podrían
tocar y cantar “Ven acá” esta noche. Estamos en la sala con nuestra hija Karen
que ahora tiene veinte años y que fue acunada durante toda su infancia –así
como sus hermanas– por esa canción que yo le cantaba… Muchas gracias.
“Ven
acá” es “La casa del asiento de tortuga” (anónimo azteca recopilado por Miguel
Ángel Asturias). Canción grabada a principios de los 70 con la que se abre este
disco.
Más
cerca de nosotros: en Villa del Parque vive una nena llamada Micaela. A los 9
años escuchaba en bucle la versión de “Mano Blanca” que grabó el Cuarteto
Cedrón y la “Polka de la tarjeta de cartón”. De manera casual, la nena escuchó
al Tata y luego buscó por las suyas…
Para
que este tipo de cosas no fuera tan “casual”, años atrás, Tata junto a Jaime
Torres imaginaron un proyecto para ir a las escuelas a presentar su música. Con
la idea de que los chicos pudieran también formarse al contacto de lo que
tienen para ofrecer. Un sonido. Una poesía. Una forma de tocar (y de amar a los
demás, yo diría). Lamentablemente, el proyecto no pudo concretarse.
La
idea de hacer esta antología se nutre de éstas y otras experiencias. También de
la relación que mantienen el Cuarteto Cedrón y La Musaranga, de la inspiración
mutua, que ha dado lugar a un espectáculo llamado “El Puchero Misterioso… y
después”.
En
este disco se han reunido grabaciones que por su ternura, por su belleza (y sin
necesidad de pedirle al Tata que cante –horror– “para chicos”) pueden acompañar
las infancias de nuestros hijos y también, a estas alturas, las de los nietos.
Ojo:
lo que nos importa (a los que tenemos la voluntad de sacar este disco) es que
ese sonido tan particular que componen la manera de cantar del Tata y el aporte
de cada intérprete pueda ser escuchado por chicos. De ninguna manera nos
interesa que se hagan versiones que adopten el tono meloso, modulado y “ñañañá”
que a veces se usa con los niños (cf. Mafalda
y los dichos de Guille sobre la manera en que ciertos adultos le hablan a los
chicos; ver también Les Luthiers, Conjunto musical Los Honguitos, “Canción para
moverse”).
Una
última historia. Hace cosa de un año, me reuní por primera vez con Ana Longoni
(investigadora, escritora) en el marco de unos trabajos que estaba haciendo.
Llegamos puntual a la cita. Intercambiamos libros. Yo necesitaba leer el que
ella acababa de publicar y le llevaba de regalo el libro sobre el Cuarteto
Cedrón (Tango y Quimera). Vio la
tapa, tomó el libro en sus manos, y me empezó a contar una serie de cosas. Una,
sobre todo, me llamó la atención. Años atrás, me dijo, había estado en una
plaza escuchando al Tata Cedrón con su hijito. Tendría unos cuatro años
entonces. “Y a los gritos, mi hijo le pidió al Tata que cantara Los Ladrones…”
¿Cómo
no pensar que estamos hechos también de lo que escuchamos? ¿Cómo no pensar que
la música y la poesía pueden ser lo que nos une? Una manera de juntarnos. De
reconocernos. De reencontrarnos.
Y
una forma de transmitir, a quienes más queremos, algo de lo que nos importa.
AGC
¡Muchas gracias por este hermoso regalo! Lo estamos disfrutando con Emiliano, que viene en camino. Abrazo grande a los queridos Cedrón.
ResponderEliminarEl hoy quinteto pudimos tenerlo en Santa fe el lunes pasado y realmente fue maravilloso. Nos emociona cada vez que podemos escucharlo, algunos lo sintieron particularmente con la ultima cancion, una guaraña que no la habiamos escuchado y no sabemos ni el titulo. Los jovenes incorporados son como sus maestros, Tata y Miguel, excelentes! NO hay un lugar en las pocas disquerias de Santa Fe, que se puedan encuentrar los CD. Los que tuvimos la suerte de escuchar "Canciones para mis hijos", lo necesitamos, por que es el mejor regalo para cualquier chico. Los queremos y agradecemos todo lo que nos han dado. Un abrazo
ResponderEliminarVamos a prestar atención a este tema de la difusión de los CD. En el caso de este último Para nuestros hijos, pronto podrá comprarse también por internet, que es una alternativa. Ni bien tengamos la información la difundiremos por esta via. Gran abrazo.
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