Arte de tapa: Pedro Hasperué |
Acaba
de editarse un disco doble que contiene dos trabajos extraordinarios que, si en
nuestro país tuviésemos justicia cultural, sonarían en cada casa. El primero es
“Velay”, un disco más que lindo, precioso, delicado, potente, emotivo… Dice el
Tata: “El primer recuerdo que yo tengo de una canción es “Zamba sí, penas no”.
La cantaba uno de mis primos, Germancito, que murió de niño. Calculo que cuando
escuchaba esa canción, yo tendría tres o cuatro años. Esto quiere decir que
estas canciones me acompañaron desde siempre”. En “Velay, música de tierra
adentro”, se enhebran joyas tales como “Pampa del Chañar”, la “Canción del
jangadero”, “Viene clareando”, “Tuna-Tunita” y “Nostalgias tucumanas”, entre varias
otras.
“Con
los años –relata el Tata-, dentro de lo que es mi costumbre de pasar lo que sé,
me encontré con un joven, Roger Helou, y al mostrarle cómo era el folklore de
esa época, cuál era su poética, cuál era su estructura, nació la idea de
trabajar juntos ese repertorio (…) Esas canciones fueron primero presentadas en
vivo, en distintos escenarios, y luego decidimos grabarlas”. Recuerdo una de
esas presentaciones en una casona de Villa Urquiza donde escuchamos extasiados
a Cedrón y Helou, y confieso que no imaginé que se pudieran hacer mejor. Y las
hicieron todavía más bellas al incorporar a Nicolás Arroyo y a Horacio Presti,
quien ya había participado como intérprete y arreglador en distintos trabajos
del Cuarteto Cedrón. Una mención aparte para el estilo “Cuando te fuiste”, que
empieza en la pampa y, merced al charango de Jaime Torres, va escalando la
geografía argentina hasta instalarse en la puna.
En el segundo disco, “Mojarrita Porá, la
música amontonada del mundo”, conviven formaciones del Cuarteto de distintas
épocas. Hay grabaciones inéditas que pudieron ser rescatadas para que el Tata las
cante casi cuarenta años después, y hay registros contemporáneos del Cuarteto.
En todas ellas se destaca la maravillosa voz del Tata al frente, desde siempre
identitaria pero más plena y más libre al correr de los años. Y está también la
savia nueva guiada por Cedrón y el Profe Praino de un modo formidable,
manteniendo el mismo espíritu y alcanzando nuevas cumbres de lirismo cedroniano.
Dice el Tata que este trabajo, que reúne
“Velay” y "Mojarrita Porá", “no se estructura como muchas veces en
torno a un poeta ni en torno a un género musical. Acá se codean Camões,
Quevedo, Vallejo, De la Púa, Ayala, Tuñón, Cantarella (Tiburcio Porvenir),
Manzi, Luna, Dávalos, Torres, Yupanqui, Rocca, Tormo, Presti, Jaimes, Marechal,
Barraza, Canales, Aredes, Falú, Pardo, Praino, Arolas y García Castro (…) Hay
una paleta sonora (…) Se trata de un homenaje a ese friso sonoro que nos ha
acompañado. “La música amontonada del mundo”, como dijo Tuñón”. Me atrevo a
agregar que estos discazos se estructuran, como toda la obra del Cuarteto, en
torno de la belleza y del amor que nos llenan el alma. Y, si como dice Camões, “el
alma vive eternamente, y el amor está hecho de alma y siempre durará”, el
Cuarteto “siempre durará”.
Carlos Semorile
No hay comentarios:
Publicar un comentario