Obra de Roberto Cedrón

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miércoles, 9 de enero de 2013

"Soñando con el Tata" por Carlos Semorile



Hay días, y hoy es uno de ellos, en que extraño a mi padre de un modo casi físico: desearía, sobre todo, poder abrazarlo fuerte y detenerme un largo tiempo en ese reencuentro con su piel y con su aroma. Decirle cosas, también: decirle que ahora que voy llegando a los cincuenta, se cumple aquella profecía suya de entenderlo plenamente, de estar, al fin, de su lado, que es el mío.
Será que anoche mi viejo, que es tan reacio a estas maniobras hamletianas, se me apareció en un sueño. Estaba, banco por medio, haciendo alguna labor manual junto al Tata Cedrón. En aquel galpón onírico, eran como dos luthiers que trabajaban a gusto mientras escuchaban un programa de música criolla, música argentina por la radio. Luego, mi papá se paraba y se iba, y yo me quedaba conversando con el Tata. Qué pena que se fuera. Y qué lerdo que estuve: no alcancé a agradecerle que me dejara en tan buena compañía.


2 comentarios:

  1. Anónimo10:03

    Espectacular Carlos!!! Asi todos extrañamos a nuestros seres queridos, pero de alguna manera y desde algun lugar ellos siguen presentes.

    Ivan

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  2. Debiste haber sentido esa presencia física, porque tu comentario, me llegó fuerte, recordé a mi padre, quién también físicamente no está pero jamás ausente de mi vida. Recordé también cosas muy puntuales, como por ejemplo verlo levantarse todos los dias a las 5:30 para ir a trabajar y regresar a las 4 de la tarde, y los fines de semana llevarnos a la playa, al cine, o a algún parque de diversiones. Tantos recuerdos que nos quedan y que se hacen melancolía cuando vienen a nuestra mente. Hay momentos que me entristezco al recordar algo que nunca se me olvidará, y es que un dia antes de morir, no pude ir a verlo a la clinica, entonces decidí que al siguiente día, le compensaría por las horas que no compartí con él, y tendríamos una conversación larga y agradable, cuando ya casi que salía para ir a verlo me avisaron que había muerto. Esta vez fue él quien no me esperó, pero después de su muerte, he aprendido mucho acerca de él y aún sobre mí misma. Quisiera compartír contigo, un versículo de la biblia que es muy bello, y dice, Acuérdate de los tiempos antiguos, Considera los años de muchas generaciones; Pregunta a tu padre, y él te declarará; A tus ancianos, y ellos te dirán. Deuteronomio 32:7, esto me hizo recordar tus escritos o como yo los llamo tus tesoros, porque son la esencia misma de tu carne y de tu sangre.

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