Obra de Roberto Cedrón

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Obra de Roberto Cedrón

miércoles, 24 de agosto de 2011

Lo que no desaparece

Sobre el concierto del Cuarteto Cedrón en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo


Ayer el Cuarteto Cedrón tocó en la Universidad de las Madres. Ayer 23 de agosto del año 2011. En el auditorio Juana Azurduy de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo. A veces resulta tedioso poner todos los datos. Sin embargo conviene hacerlo, es mejor. Es bueno saber dónde y cuándo pasan las cosas. Y a quiénes le pasan. Y cómo pasan. Y por qué pasan. De lo contrario, se corre el riesgo de no entender cabalmente qué es lo que sucede. Por ejemplo, cuando se dice: ayer el Cuarteto Cedrón tocó en la Universidad de las Madres.

Tata Cedrón lo subrayó. “Estamos acá”. “Este es un grupo”. “Yo puedo venir a tocar solo pero no es lo mismo”.

¿Cómo iba a ser lo mismo? No sólo anoche Tata insistió sobre este tema: somos un grupo. Desde que regresó a la Argentina en el año 2004, lo viene repitiendo. Insiste, el hombre… en que hay que traer al Cuarteto Cedrón, que el Cuarteto tiene que tocar acá en la Argentina porque, por esas cosas de la vida, dos integrantes del grupo viven allá, en París. Ante esta insistencia, más de alguno habrá pensado que el Cuarteto viene a ser una suerte de capricho de este Tata, nuestro Juancito Caminador… Más de alguno, quizás, habrá murmurado “pero porqué obstinarse si Tata puede tocar solo”. ¡Cierto! Puede. Tata puede tocar solo. Puede pero no quiere. Así de simple. No quiere.

No quiere, quizás, porque tocar solo es una derrota. ¿O no se trató de separar a la gente? ¿O no habla de eso nuestra historia reciente? De separar, de aislar, de impedir que se trabajara en conjunto, que se peleara en conjunto, que se defendiera en conjunto, que se construyera en conjunto.

El Cuarteto Cedrón no es un capricho. Es, efectivamente, un grupo de personas. No sólo los cuatro músicos que lo componen sino también todos aquellos que han acompañado al grupo. El Cuarteto abarca a los amigos, a los amigos de los amigos (desde mucho antes que el facebook…), a los poetas, a todos aquellos poetas que Tata Cedrón ha musicalizado, a los poetas vivos y a los poetas muertos…

Ayer el auditorio Juana Azurduy estaba colmado. Colmado por la presencia de los músicos, dos de ellos muy jóvenes como lo recalcó Tata (Miguel López, bandoneón, Mariano Bustos, contrabajo). Y los otros dos, los veteranos (Tata Cedrón, voz y guitarra, Miguel Praino, viola), jóvenes también, como dijo el cantor. Y era cierto.

Los cuatro estaban evidentemente emocionados ante ese público. Había gente por todos lados, sentados, de pie, en el suelo y afuera. Gente de todas las edades, de todas las profesiones, de distintos barrios, de distintas nacionalidades. Y adelante de todo estaban ellas: las Madres.

Y al costado, a ambos costados del escenario, estaban ellos: los hijos, los que fueron hechos desaparecer. Sus fotos. Tan jóvenes, dijo Miguel Praino, al terminar el concierto. Tan sonrientes.

Durante todo el concierto me dediqué a mirar y no sólo a escuchar, las fotos de cada uno de esos ausentes, los hijos de esas madres. Y los músicos. Y los pañuelos blancos. Y los rostros de la gente del público. Y el de mi propia hija de cinco años.

Era anoche algo así como un episodio de historia argentina. El episodio en que el Cuarteto Cedrón, que nace en 1964, se encuentra con las Madres y les presenta su obra: sus canciones, sus letras, sus poetas, su sonido. Los inefables personajes de esas canciones. Sus misterios. Sus dolores. Sus alegrías. Había que escuchar esa versión de “El Botánico” (Bonpland) y el copete de Tata retomando versos de Tuñón porque “el tiempo humilla y ultraja / todo menos la canción”.

El concierto de anoche fue como un homenaje. Un homenaje a la voluntad de estar juntos. De eso se trataba: de estar juntos.

Ayer estuvimos juntos porque quisimos. Así de simple también.

Quiso Tata, quiso “El Profesor”, quiso Miguel, quiso Mariano, quiso Inés, quiso Hebe, quisieron las Madres, quiso la Secretaría de Cultura de la Nación. Quiso Juan de los Palotes, quiso Ana, María, Juana, Pedro, todos los que quisieron y estuvieron.

Y yo pensaba para mis adentros, entre canción y canción. Desde luego, esto es lo que no desaparece, lo que no se puede hacer desaparecer. Nuestra voluntad de reencontrarnos siempre, nuestra voluntad de estar juntos. O sea, nuestro querer. Así se llama nuestro poder.


Antonia García Castro


3 comentarios:

  1. Anónimo14:51

    De eso se trata justamente. De estar juntos. Los que somos.

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  2. Anónimo19:06

    Vengo llegando de ver el documental "Juan Tata Cedrón: el regreso de Juancito Caminador". Por lo tanto, vengo llena de la música del cuarteto, de la voz de Tata, de la vida, de la lucha, no sólo del cantor, sino como él mismo dice en su discurso en el acto donde es declarado hijo ilustre de la ciudad de Buenos Aires, de toda una generación. Creo que los trazos esenciales de lo que con justeza podemos llamar la "filosofía" de Tata se encuentra ahí y sintetizado en algo muy elemental y al mismo tiempo enorme: ¡cómo ama él la gente! con esa piedad (porque es necesario sentir mucha piedad para amar al género humano como él lo ama) sólo comparable a la de César Vallejo y cantada en Los Heraldos Negros.Y también ¡Qué mirada de futuro y de esperanza! Creo que el documental queda corto, qué duda cabe. Pero es que las grandes personalidades, los grandes hombres, los grandes grupos humanos, las generaciones, no caben en uno solo. Pero también creo que el realizador lo hizo con un gran cariño. Y se transmite. Ahora, a otros de seguir con el retrato y mostrar lo que aquí no alcanzó. He escuchado muchas, muchas veces Palabras Sin importancia, una de mis canciones preferidas pero en este contexto de búsqueda de las huellas de un hombre que ha vivido con esa mirada sobre las cosas y los seres, esas palabras tan importantes me emocionaron de verdad por primera vez. Creo que el documental dice fuerte algo más que evidente pero que a veces es necesario decirlo en grandes letras, en una gran pantalla: El Cuarteto Cedrón y Juan Tata Cedrón, su artífice, son parte de la historia no solo de América Latina (y vayan que tiene raíces el hombre!) sino de la música popular universal.

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  3. nos alegra mucho que la pelicula esté siendo vista en Montreal y en Santiago

    gracias por este extenso y preciso comentario

    los cedronianos porteños estamos esperando...
    pero ya viene, ya viene

    ver en esta misma pagina entrevista con Fernando Perez el realizador

    cariños

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