Fernando Pérez: Yo conocí la música del Cuarteto en el año ´96 ó ´97. Trabajaba en una radio en Avellaneda (FM Quinquela) y el operador puso una canción. Antes de que empezara a sonar, vi la portada del CD y me llamó la atención (ahora no recuerdo qué disco era). Eso hizo que pusiera más atención en la canción, que me gustó mucho. En la radio se pasaba bastante tango y al escuchar al Cuarteto tuve la sensación de escuchar algo distinto.
El tango me gustaba, pero no lo tenía "sistematizado". Escuchaba las canciones, algunas me gustaban, otras no, pero no investigaba y, fuera de los "próceres", no conocía demasiado. Creo que esto es común en la gente de mi edad (34 años): crecimos más con el rock que con el tango. Si bien creo que el tango nunca dejó de estar presente, los discos que cambiábamos o que recomendábamos, generalmente eran de rock. No crecí con la familiaridad con el tango que hubo en otras épocas. Al que le gustaba el tango tenía que investigar.
En los años siguientes volví a escuchar al Cuarteto en distintas oportunidades, pero siempre de forma accidental. Sin embargo ya tenía incorporado algo, porque la música del Cuarteto y la voz del Tata sí la distinguía de la de otros. En el año 2006 un compañero del trabajo me pasó un CD con dos o tres discos del Cuarteto. Esa fue la primera vez que tuve un disco. Lo escuché bastante tiempo seguido, conocía las canciones, las cantaba.
En 2008, trabajando en la Secretaría de Cultura de la Nación me propusieron hacerle una entrevista al Tata. Entonces averigüé más cosas sobre él, sobre su vida y sobre el Cuarteto, que hasta ese momento desconocía. En esa investigación previa a la entrevista ya encontré cosas sobre su vida que me interesaron mucho y escuché más discos. Cuando hicimos la entrevista, estuvo muy buena. Me divertí mucho, hablamos de un montón de cosas. Pero sobre todo, me quedó sonando su voz varios días, el Tata tiene una manera de hablar (por los tonos, por la expresión, por las anécdotas) maravillosa.
Estuve varios días editando el material de la entrevista y de ahí surgió la idea de hacer un documental. Cuando nos volvimos a ver, le propuse hacer un docu. La idea que siempre tuve es hacer un retrato sobre él, una mirada personal sobre el Tata. Lógicamente, el Tata no sería el Tata sin el Cuarteto. Pero la película está centrada en el mundo del Tata y en las cosas que componen su mundo, que es un mundo abarrotado de música, de personajes, de historias... un mundo muy pero muy intenso, donde hay cosas hermosas y cosas muy tristes. Y esas cosas el Tata las vive (porque todas esas cosas están presentes todo el tiempo) con la misma intensidad que cuando ocurrieron.
Desde que la película empezó a tomar forma, la pregunta constante es desde dónde contarla. La verdad, hay muchas posibilidades diferentes, porque el mundo del Tata es inabarcable. Pero al mismo tiempo, al ser inabarcable te obliga a hacer un recorte y a afirmar un lugar propio, una mirada desde donde contar la historia. Esto lo hablamos bastante con el Tata. Estamos haciendo una película mía sobre él (no una película de él), donde hay una mirada personal sobre él. Esa mirada es diferente a la que él tiene sobre él mismo y esa diferencia genera una tensión y también una riqueza que sabemos llevar muy bien. En este sentido, creo que la película es un retrato.
Una de las consignas con las que trabajamos es plantearle al Tata una situación o un tema y después dejar que él tome el control. O sea, que él actúe de él. En estas situaciones es donde el Tata (en tanto personaje de un film) comienza a transitar (o no) varias de las preguntas que yo tengo, que yo me hago. Lógicamente no puedo formular explícitamente esas preguntas, si no, no tendría necesidad de hacer un film. Esas preguntas, o más precisamente, esas hipótesis, no tienen que ver sólo con el Tata, tienen que ver con otros misterios, como el regreso, la nostalgia, la identidad, la libertad o la muerte; misterios que están deambulando en el tango, en algunos poetas, en los viajes, en los exilios. Creo que todos esos misterios buscan una sonoridad para expresarse y a mi me gusta pensar que el Cuarteto pone esa música para que ese “otro mundo” deje algunas pistas en este.
Volviendo al tipo de film, trato de despegarme del documental informativo y trato de darle prioridad a la historia, a la intriga, a todos los elementos narrativos típicos de los films (de los films “no informativos”). No estoy contando la historia del Cuarteto ni la del Tata desde un punto de vista informativo, estoy contando una historia en sí misma (podría ser ficción o documental, en este punto es lo mismo). Una historia donde participan distintos personajes como son los hermanos Cedrón, Miguel Praino, Paco, Juan, Antonia, Raúl, Leopoldo, Juan Domingo, Roberto y un montón de otros personajes que aparecen en el film. Lógicamente se refiere a personas que son parte de su vida, pero en el momento de hacer el film ellos son personajes. Personajes mágicos a los que yo no quiero confrontarlos con “lo real”; para mí, en ese momento, son parte de un mundo mágico que compone el Tata y así quiero tomarlos. Porque el desafío, para mí, es subirme al mundo del Tata, y contarlo, no interrogarlo o contrastarlo para descubrir si es verídico o no.
Esta manera de plantear el documental la discutí varias veces con algunos colegas, y ciertamente genera mucha discusión. A veces me plantean que la estructura de la película, tal como la planteo yo, es de ficción y no de documental. Es una larga e interesante discusión...
Bueno, pues esperamos poder verla pronto, y que haya divulgaciòn del estreno.
ResponderEliminarUn abrazo