Obra de Roberto Cedrón

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Obra de Roberto Cedrón

miércoles, 26 de diciembre de 2018

Jaime

Dice Tata desde Barcelona, donde aterrizó hace unas pocas horas: se nos ha ido una gloria de la música argentina, una gloria de la música del mundo. Y se le entrecorta la voz porque Jaime Torres es esa gloria y es un amigo, un hermano, un cercano. Me pasa la posta y la tomo pensando que años atrás tuvieron ocasión de estar con Paco Ibáñez, a quien Tata ha ido a visitar para tener el gusto de repasar juntos algunas canciones. Eso que los une. Eso que los unió hace décadas con Jaime: una manera de hacer música que es una manera de vivir, de pensar, de amar, de reunir a la gente, de hacer una ofrenda, una manera de defender también las cosas en las que uno cree. Dice Tata que en todos estos días en que la salud de Jaime estuvo complicada, Paco no paró de preguntar por él, en cada llamada que intercambiaron. En ese viaje de los años 70, cuenta la leyenda que Tata y Jaime hicieron una carrera, no debe haber sido una carrera de posta… pero a lo mejor sí. Esas son las carreras más lindas, una carrera en la que el compañero corre una parte y confía en que vos vas a seguir corriendo un poco más y te entrega ese objeto, que puede ser la posta o puede ser algo distinto. La posta que deja Jaime Torres es un tesoro. En ella está su charango y todo lo que él entiende que es el charango como expresión de una forma de ser, de estar con los demás. Por eso, algún día, cuando de verdad nos propongamos ser mejores, mejores personas, mejores seres humanos, mejores ciudadanos, mejor país, vamos a tener que ir a buscarlo a Jaime. No solo a Jaime pero también a Jaime. Y vamos a tener que volver a la senda que él abrió con todos los que él amó y que lo aman. Tantanakuy se llama una de las obras más importantes que realizó. Es preciso no olvidar que el Tantanakuy existe y quiere decir encuentro.

Tata y Antonia



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